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Relación entre Mentores Profesionales y Estudiantes: Consideraciones ante el COVID-19

Relación entre Mentores Profesionales y Estudiantes: Consideraciones ante el COVID-19

Autores: Rita M. Rivera 1, José Gabriel Ramírez 2 , María Fernanda Echeverri 3, y Fernando Jiménez 4

1 Departamento de Psicología Clínica, Albizu University | 2 Facultad de Psicología, Universidad Pontificia Bolivariana | 3 Facultad de Psicología, Universidad Pontificia Bolivariana | 4 Escuela de Psicología, Universidad Tecnológica de El Salvador

El cambio en la sociedad actual, debido a la pandemia, presenta retos no solo para las organizaciones o países, sino también para los sistemas educativos a nivel mundial. Esto surge a partir de problemáticas como la globalización en constante expansión, la velocidad de la información, los cambios intergeneracionales, los modos de aprendizaje, entre otros. El impacto del COVID-19 en la educación superior nos lleva a preguntar por el cambio que nuestras profesiones en el campo de la psicología y la salud mental deben tener frente a la situación. Uno de los factores más significativos en la formación profesional de los/as estudiantes de psicología es la relación educativa entre un/a mentor/a profesional y un/a estudiante. A través de diferentes factores, esta relación se puede convertir en un proceso dialéctico donde cada parte aporta y recibe conocimientos. En este artículo estaremos utilizando la palabra mentor y docente de manera intercambiable, discutiendo entonces la relación entre estudiantes y mentores que usualmente son profesionales de la psicología y docentes en las instituciones académicas.

Los primeros factores de suma importancia son el respeto y la confianza. Estos factores ayudan a que se consolide y fluya sin mayores resistencias la relación entre el/la estudiante y el/la docente/mentor. Reconocemos que el proceso de enseñanza-aprendizaje implica un conjunto de dinámicas, naturales en las relaciones humanas. Si se inicia desde un tipo de relación donde hay primordialmente respeto, surgirá naturalmente un ambiente de confianza, empatía y cercanía, el cual facilitará que las preguntas y consultas surjan junto al deseo de saber, motivando por la curiosidad y no el temor de equivocarse.

Asimismo, el siguiente factor importante en la relación entre el/la docente/mentor y el/la estudiante es la motivación. Este es un aspecto que genera comodidad y seguridad al estudiante. La motivación puede ayudar al estudiante a considerarse como un/a futuro colega de su docente/mentor/a y no solamente como practicante. La motivación impartida por un/a mentor también puede ayudar a minimizar factores como el síndrome del impostor y sentimientos de incompetencia o inhabilidad. Al motivar al estudiante, este/a puede sentirse capacitado/a para formar su propio juicio y tomar decisiones de manera autónoma. A través de la motivación, el/la mentor/a puede ayudar al estudiante a desarrollar su rol como futuro profesional. El tercer factor que consideramos importante en el rol del mentor/docente es el de facilitador/a. Hemos concebido al docente como guía y es necesario que el/la mentor/a se convierta en una figura de facilitador/a, donde con su trayecto y conocimientos, permita al estudiante expandir su panorama, dándole la posibilidad de ponerlo en práctica en otros contextos. Al romper con esta relación en la que el/la docente es quien posee plenamente el saber, se empodera al estudiante y se le da voz para que siga siendo constructor/a de saberes.

La pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la educación superior y no es la excepción para la relación entre los/las estudiantes y mentores. Por un lado, la pandemia ha abierto muchas posibilidades. Por ejemplo, debido a la flexibilidad que traen las modalidades online, como videollamadas en línea, se ha facilitado la participación en eventos como conferencias y webinars. Las modalidades online también promueven el balance entre los estudios o la vida profesional y la vida personal. Este balance fomenta que los/as estudiantes aprendan y estudien a su propio ritmo y horario. No obstante, la pandemia también ha traído muchos retos educacionales. En particular, adaptarse a las modalidades online puede ser difícil para algunos/as estudiantes. También, este tipo de aprendizaje puede llevar a problemas técnicos, y a la vez demanda acceso a tecnología, Internet, y espacio que no todos/as tienen disponible. El aprendizaje en línea puede también llevar a estudiantes a experimentar problemas de concentración, lo cual puede venir a mano de bajo rendimiento académico. Estos obstáculos pueden también exacerbar el síndrome del impostor o sentimientos de inhabilidad.

Debido a la naturaleza de la pandemia, muchos eventos y programas educativos se han visto afectados. Por ejemplo, muchos estudiantes vieron cancelación de pasantías, talleres y otros eventos requeridos para la experiencia práctica, que a menudo es un requisito para sus programas educativos (Rivera, 2021). Estas cancelaciones pueden impedir que los/as estudiantes completen sus programas a tiempo, lo cual puede llevar a posponer las graduaciones. Asimismo, “quienes terminan sus programas pueden preguntarse si están preparados para ingresar a la fuerza laboral, si las oportunidades de empleo se han reducido y si están equipados con las herramientas necesarias para desarrollar sus carreras durante una crisis global” (Rivera, 2021). Es por esto que el impacto de la pandemia en la educación superior nos lleva a preguntar por el cambio que debemos tener como psicólogos/as, estudiantes, docentes, y mentores frente a la situación.

Es posible que los cambios traídos por el COVID-19 generen nuevos problemas, obstáculos, y necesidades en los/as estudiantes y que estos recurran a sus mentores por ayuda, guianza, e incluso motivación. Por eso, las instituciones académicas y docentes deben reflexionar si están preparadas para apoyar y guiar a sus estudiantes durante estos cambios y tiempos difíciles. Es muy probable que, ahora más que nunca, los/as estudiantes tengan la necesidad de contar con el apoyo de un/a mentor/a. Las instituciones educativas deben aspirar a ayudar a sus estudiantes y disponer de diversos recursos, como programas de mentorías. Debemos también considerar como la pandemia ha cambiado el diagnóstico y tratamiento de condiciones mentales y cuestionar cómo será la formación de futuros psicólogos/as y profesionales de la salud mental ante los cambios traídos por el COVID-19. Es muy importante considerar que debido a la pandemia nos estamos enfrentando a una crisis de salud mental a nivel global y sin precedentes. Cabe destacar que la salud mental de los/as estudiantes ha sido impactada y muchos en el campo de psicología están sirviendo como terapeutas y tratando condiciones que ellos/as mismos están experimentando. Por lo tanto, es necesario que las instituciones académicas y mentores tomen en cuenta este hecho al momento de ofrecer apoyo y ayuda a sus estudiantes.

Referencia

Rivera, R.M. (2021, May). COVID-19 y síndrome del impostor: ¿La pandemia agrava el fenómeno para los estudiantes? International Psychology Bulletin (APA Division 52), Spring 2021. http://div52.net/ipb-2021-25-2/

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