Haití. Tiempo para actuar y servir
Autora: Jacqueline Baussan Loubeau
En este año de pandemia y de crisis climática, no es necesario precisar que el deber y el trabajo del psicólogo se han vuelto aun mas relevantes ante los desafíos nuevos.
Haití, su población y sus psicólogos han sido confrontados en 2021 a un terremoto, a una crisis migratoria sin precedente, al asesinato del presidente en función, a una crisis sociopolítica extrema causando la parálisis del país en general y del área metropolitana, afectando mas de la mitad de la población de manera directa; A tal grado que la situación sanitaria ligada al Covid-19 ha dejado de ser una preocupación para las autoridades y las personas que no se han visto confrontadas a la enfermedad en lo personal. Sin embargo, esta enfermedad no ha dejado de causar estragos en la población.
La salud mental se ha puesto en el corazón del debate. Y con ella, la mirada de la sociedad en general se ha tornado hacia el psicólogo en busca de consejos, ayuda e intervención.
Es imprescindible en medio de tal crisis, tratar de responder a las necesidades las mas urgentes; cabe por ejemplo, capacitar los maestros a dar acompañamiento psicosocial y reconocer signos de estrés post-traumático en niños y adolescentes. Ha sido sumamente útil utilizar los medios de mas largo alcance como el radio, las redes sociales, para difundir mensajes de alerta hacia la salud mental, la protección de los niños, la gestión del estrés, el impacto de la migración, entre otros. Los psicólogos clínicos han sido muy ocupados también en dar asistencia directa a las victimas de violencia y a los rescatados de secuestro.
Es tiempo para actuar y servir, pero también debería ser tiempo para reflexionar y alimentar el trabajo científico. Impulsar el ejercicio académico y al mismo tiempo quedar comprometido con la intervención, representa un reto permanente. Algunas preguntas surgen, que tienen que ver con el nivel de violencia y transgresión en la sociedad. La cuestión del trauma ligado al pasado de esclavitud permanece importante y podría ofrecer un campo muy interesante para los estudios cross-culturales, ya que en la región, el colonialismo ha definido pautas comunes dentro de la historia particular de cada pueblo.
Además, los nuevos caminos de migración del pueblo haitiano se cruzan con el continente latinoamericano, provocando ciertamente fricciones, encuentros y enriquecimiento mutuo.
El campo científico queda abierto para colaboraciones oportunas e interesantes a través de la SIP.
En este periodo de intensos acontecimientos y exigencias para la psicología, el riesgo de fatiga de compasión y burnout es alto para el profesional de salud mental aquí. Poder contar con el apoyo inmediato y generoso de nuestros colegas de la SIP después del terremoto de agosto ha sido sumamente importante para nosotros. Asimismo, tener ámbitos de expresión y colaboración fuera de nuestras fronteras, es la mejor forma de mantener la perspectiva necesaria para seguir siendo útiles.
Aprovecho la oportunidad para agradecer la Sociedad Interamericana de Psicología por su solidaridad. Invito a una colaboración científica que nos beneficiará mutuamente.
¡Gracias Colegas!
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