Psicometría y evaluación psicológica ante el desafío de la Inteligencia Artificial
Julio C. Penagos-Corzo | Universidad de las Américas Puebla
La psicometría y la evaluación psicológica son esenciales en buena parte del quehacer psicológico y han sido fundamentales para su desarrollo.
La psicometría y la evaluación psicológica son áreas de la psicología que se vinculan, y ambas son parte de las muchas áreas en las que la inteligencia artificial (IA) jugará un papel importante en el corto y mediano plazo.
La psicometría se define como una rama de la psicología que se ocupa de la cuantificación y medición de los atributos mentales, el comportamiento, el rendimiento y similares, así como del diseño, análisis y mejora de las pruebas, cuestionarios y otros instrumentos utilizados en dicha medición (American Psychological Association [APA], 2023).
El desarrollo de instrumentos o pruebas psicológicas, con propósitos de investigación o aplicados, ha tenido un claro incremento en Latinoamérica. Es posible encontrar tanto nuevos instrumentos diseñados específicamente para nuestras poblaciones, como adaptaciones culturales de instrumentos validados en diferentes sociedades y culturas.
Es probable que gran parte del desarrollo en psicometría en nuestra región esté vinculado a un mejor acceso a plataformas informáticas que faciliten este proceso. Hasta ahora, estas plataformas se refieren principalmente a software para análisis estadístico.
En este momento, todavía no existen métodos de inteligencia artificial que realicen psicometría a nivel de usuario final. Es decir, por ejemplo, que las IA creen un instrumento, realicen análisis de fiabilidad, pruebas de validez y generen normas. Sin embargo, es más probable que en un futuro muy cercano, la inteligencia artificial pueda desempeñar un papel en las evaluaciones psicológicas derivadas de la psicometría. Es decir, la administración e interpretación de pruebas psicológicas para evaluar personalidad, capacidades, actitudes, intereses, etc.
No obstante, a nivel de asistencia en el caso de la psicometría, es algo que ya puede hacerse. Por ejemplo, con mis estudiantes, he empezado a integrar la participación de la IA en la creación de ítems. Podemos solicitar a la IA Bard de Google o a ChatGPT de OpenAI que creen ítems en escala Likert, que cada ítem provenga de una fuente académica en particular, e incluso podemos pedirle a la IA que busque la fuente y la cite.
Sin embargo, no debemos confiar ciegamente en que la fuente sea verdadera, ya que las IA actuales pueden “alucinar” o inventar información fácilmente. Pueden generar referencias inexistentes, combinar un autor real con un nombre de revista real, un título inventado convincente e incluso un DOI no relacionado, haciéndolo pasar como real. A pesar de esto, la idea del ítem puede funcionar.
Sin lugar a dudas, existen otros campos y habrá otras oportunidades. De cualquier forma, lo anterior es solo un ejemplo para empezar a integrar las IA en nuestra labor.
En el caso de la evaluación psicológica, las cosas pueden ser diferentes. Las IA pueden, como se mencionó anteriormente, reemplazar algunas de las actividades. Si una psicóloga o psicólogo se limita únicamente a realizar evaluaciones que ahora pueden ser automatizadas (más allá de lo que ciertas plataformas de pruebas psicológicas hacen actualmente), esa psicóloga o psicólogo no podrá justificar su labor. Sin duda, algunos puestos de trabajo se perderán.
El desafío está en cómo las universidades enfrentarán la inclusión de herramientas de IA y, por supuesto, otro desafío es su regulación. No se trata solo de si los estudiantes harán trampa al solicitar a una IA que les haga un ensayo, sino de cómo formaremos a esos estudiantes para que sean capaces de enfrentar el futuro en la psicología. Un futuro en el que existe la posibilidad de que una herramienta tecnológica pueda desplazar ciertos aspectos del quehacer de la Psicología. Las y los estudiantes deberán formarse para usar las IA en su ejercicio profesional en Psicología. Sabemos que aprender del aprender es una buena guía general, pero necesitamos comenzar a imaginar cuáles serán las pautas específicas para un futuro apenas visible, pero visible al fin.
Ese futuro posible incluye algunas ventajas como la interpretación de resultados, sean psicométricos o de evaluación psicológica. A la vez, se futuro apenas visible, vislumbra temas éticos relevantes asociados a la IA en donde la Psicología debe expresar su voz.
Por eso debemos imaginar esos nuevos escenarios y nuevas guías en la formación de psicólogas y psicólogos. Para adaptarse a los avances tecnológicos y hacer frente a estos desafíos, ahora hora más que nunca es clara la necesidad de a) una formación de fondo en psicología básica y b) en su complemento: una psicología que responda a las necesidades de entorno, y c) una mentalidad abierta, flexible, crítica y creativa.
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